28 dic 2010

Ha muerto un demócrata

Ha muerto Carlos Andrés Pérez, expresidente de Venezuela, amigo íntimo de Felipe González, responsable político del Caracazo, durante el cual murieron asesinados por las fuerzas del orden a sus órdenes más de 1.500 personas. Antes de ser presidente de Venezuela, fue ministro del Interior con el gobierno de Rómulo Betancourt, un gobierno responsable de practicar contra su pueblo las prácticas terroristas que eran comunes en el Cono Sur de aquella época: detención ilegal, tortura, desapariciones...

Pérez murió huido de la justicia de su país, condenado por haberse apropiado de dinero público para su beneficio privado (o sea por robar) mientras ostentaba el cargo de presidente del país. Murió también sin que el pueblo venezolano pudiera pedirle cuentas por las muertes del Caracazo y por su historial como verdugo durante su participación en el gobierno de Betancourt.

Pérez mató a su gente con balas porque, previamente, les estaba matando por hambre. Nada más comenzar su segundo mandato puso en marcha un plan de ajuste del gasto público brutal (de naturaleza similiar al que nos están imponiendo a los europeos) y un aumento espectacular del precio del crudo (en un país productor de petróleo!!) que hizo aumentar a su vez el precio de la comida, todo ello siguiendo las directrices de nuestros muy queridos creadores de pobreza, el FMI y el Banco Mundial. El pueblo salió a la calle para protestar contra tales abusos. Pérez decretó el estado de excepción y ordenó a la Guardia Nacional que tirara a matar para acabar con la "revuelta".

Carlos Andrés Pérez (al igual que su amigo González) representa a la perfección ese tipo de político completamente corrompido, traidor a sus ideas, cooptado por el sistema, ése que no tiene reparos en vender a su madre, si hiciera falta, para asegurarse una palmadita en el hombro y una buena recompensa económica por parte de los poderosos que dirigen este podrido mundo.

El País le hace un sentido homenaje, en un acto de coherencia con su línea editorial, en la que se le da la vuelta a todo: los enemigos del Imperio son unos dictadores y, en cambio, sus servidores (como Pérez, como González) -gentes que tienen las manos manchadas de sangre- son unos demócratas ejemplares y, hasta si me apuras, socialistas de pro.

Dice El País que Pérez "nacionalizó la industria petrolera" de Venezuela en 1976. Nada más falso. En realidad fue una operación de reprivatización encubierta, en la que se entregó el control del petróleo venezolano a cuatro multinacionales norteamericanas (Shell, Mobil, Gulf y Exxon). Éstas pasaron a proporcionar a las empresas petroleras estatales "asesoría técnica" y, como pago, se aseguraron que iban a recibir un porcentaje de cada barril extraído sin asumir ningún riesgo por su parte (éste lo asumía el estado). Gracias a ello, el pueblo venezolano no vio un duro de su petróleo hasta que Hugo Chávez llegó al poder y cambió la situación (razón por la cual organizaron un golpe de estado contra él).

Interesadamente, El País corre un (estu)pido velo sobre la siniestra carrera de Pérez como sicario de la oligarquía de su país y del Imperio. Pasa de puntillas sobre los sucesos del Caracazo, retorciendo el lenguaje hasta el punto de hacer desaparecer la responsabilidad de Pérez sobre lo sucedido y, de paso, echar la culpa al pueblo:

"La adopción de un riguroso programa de austeridad al poco de asumir funciones en 1989 provocó violentos disturbios en Caracas, que se saldaron con el denominado caracazo y un balance indeterminado de víctimas mortales."

Una vez más, El País demuestra lo lacaya y servil que puede llegar a ser la prensa (mientras ésta se encuentre en manos de la clase dominante).
En fin.

Carlos Andrés Pérez, emblema de la Venezuela petrolera más boyante

Un ataque cardiaco pone fin a la vida del ex presidente a los 88 años en Miami

EL PAÍS 26/12/2010

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Controvertido y visionario, pero sobre todo carismático, Carlos Andrés Pérez Rodríguez, presidente de Venezuela durante dos ejercicios (1974-79 y 1989-93), murió ayer en Miami de un ataque al corazón. Tenía 88 años y convalecía desde hacía dos lustros de un episodio cardiovascular que a comienzos de esta década le paralizó la mano, el brazo y la pierna derecha. Había nacido el 27 de octubre de 1922 en Rubio, pueblo de la cordillera andina perteneciente al Estado de Táchira, en el seno de una familia modesta. Su padre era cafetalero y él, el undécimo de 12 hijos.

        Venezuela

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        A FONDO

        Capital:
        Caracas.
        Gobierno:
        República.
        Población:
        26,414,815 (est. 2008)

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      Político precoz, CAP, como se le conocía, ingresó a los 16 años en el Partido Democrático Nacional, creado en 1937 por Rómulo Betancourt, y del que luego surgiría Acción Democrática, donde militaría toda su vida. Al acceder Betancourt a la presidencia, Pérez entró en su secretaría particular. Un año después, en 1946, fue elegido diputado. Tenía 24 años.

      Los vaivenes de la política venezolana le hicieron conocer la cárcel y el exilio. Expulsado del país en 1949, peregrinó por Colombia, Panamá, Cuba y Costa Rica hasta que en 1952 retornó a Caracas y creó células de resistencia contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Cuando Betancourt, su principal mentor, volvió a la presidencia, CAP entró en el Gobierno. En 1973 fue candidato de Acción Democrática a las elecciones presidenciales, que ganó por un amplio margen.

      Carlos Andrés Pérez pasará a la historia como emblema de la Venezuela petrolera más boyante. Su primer mandato lo hizo en la cresta de la ola gracias a la bonanza económica, cuando la llamada Venezuela saudí se codeaba en los foros de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) como lo que era, y lo que es: uno de los mayores productores de oro negro del mundo. El planeta aún se dolía de la crisis energética de los setenta, y la aparición estelar de Venezuela en la escena internacional supuso su consagración como estadista. El flujo de petrodólares que llegaban a Venezuela se tradujo en la realización de grandes obras, como el complejo hidroeléctrico del Guri. CAP nacionalizó la industria petrolera en 1976, y alentó el desarrollo de las del aluminio y el acero.

      Presidente de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos y número dos de la Internacional Socialista a comienzos de los ochenta, las mieles que Pérez había conocido en su primer mandato se trocaron hieles en el segundo, lastrado por la sombra de la crisis económica. La adopción de un riguroso programa de austeridad al poco de asumir funciones en 1989 provocó violentos disturbios en Caracas, que se saldaron con el denominado caracazo y un balance indeterminado de víctimas mortales.

      Dos asonadas protagonizadas por el entonces desconocido Hugo Chávez, a la sazón teniente coronel, pusieron contra las cuerdas a CAP en 1992. Y un año después, la Fiscalía General ponía fin a su carrera política con una acusación por malversación y peculado, un hecho sin precedentes en la historia del país. Tras dos meses en prisión, pasó a la situación de arresto domiciliario en 1994, con 72 años. Acción Democrática le retiró la militancia tras 57 años de compromiso.

      Un postrero intento de regresar a la vida pública, en 1998, resultó efímero: fue elegido senador y recuperó la inmunidad parlamentaria -lo que le permitió paralizar procesos pendientes-, pero el uniformado que seis años antes le había puesto contra las cuerdas llegó esa vez para quedarse. Hugo Chávez accedía a la presidencia en 1999 y CAP emprendía otra vez camino del exilio, a Nueva York y a República Dominicana. Y a Miami, su última parada.

      http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Carlos/Andres/Perez/emblema/Venezuela/petrolera/boyante/elpepinec/20101226elpepinec_3/Tes

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