31 ago 2011

El mito del 3 por ciento de déficit


oscar martínez

Como Juan Torres López y otros economistas de izquierda no se cansan de denunciar, el límite de un 3% en el déficit que deben respetar las administraciones públicas según las normas de la UE es absolutamente arbitrario y no tiene nada de científico. Como tampoco lo tiene que sea la estabilidad presupuestaria la prioridad a la hora de fijar la política económica de un estado, sobre todo si tiene tanto paro como el nuestro.

Mira por donde que hoy me ha llegado una historia que confirma tal aseveración. ¡Resulta que la cifra del 3 por ciento fue inventada por casualidad por dos economistas al servicio del gobierno francés, como ha confesado uno de ellos, Guy Abeille, quien fue funcionario del ministerio de economía francés entre 1977 y 1982!

La historia comienza cuando el gobierno de François Miterrand encargó a estos dos economistas inventar una excusa que sonara lo suficientemente convincente para limitar el gasto público del estado francés. Y a ellos no se les ocurrió otra cosa que blandir el déficit público en relación al PIB como arma arrojadiza en contra de las políticas keynesianas que, se supone, debía poner en marcha el gobierno socialista. La cifra del 3 por ciento se la inventaron porque les sonaba mejor que el 1 o el 2 por ciento y porque daba la casualidad que se ajustaba al límite de gasto que el gobierno francés pensaba poner a los presupuestos de ese año (1982).

En palabras del propio Abeille, la decisión que tomaron no tuvo nada de científico ya que...

"… fijarse en el déficit de un año dado no tiene sentido. Y (…) llevarlo al PIB de ese mismo año menos aún. El ratio déficit sobre el PIB puede como mucho servir de indicador. Sopesa una magnitud y proporciona una idea, inmediata, intuitiva, de la deriva, pero nada más. En ningún caso puede servir de brújula de una política económica. No mide nada: no es un criterio. Sólo tiene el valor de un análisis razonado de la capacidad de reembolso, es decir, de un análisis de la solvencia."

La historia completa la podéis encontrar en el siguiente blog, del cual he extraído la información para escribir estas líneas (mil gracias al autor, por cierto):


Así que podemos llegar a una sola conclusión. Aquellos que dicen que limitar el déficit público (o incluso dejarlo a cero) es necesario para combatir la crisis mienten como bellacos.

Aquellos que se atreven a fijar tal norma en la Constitución española, ya veremos por cuanto tiempo, en fin, éstos no merecen otro calificativo que el de canallas.

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