6 sept 2011

Danzad, danzad malditos!


oscar martínez

Nos dijeron hace escasos días que la reforma de la Constitución iba a calmar a los "mercados" y supondría un respiro para la economía española. En concreto, Zapatero dijo que "estoy muy satisfecho porque realmente es muy importante para España en este momento", "es razonable, es bueno para España", añadió después que la reforma fuera admitida a trámite por el Congreso de los Diputados.

Por su parte, Rajoy declaró que la reforma es "lo mejor que se ha hecho en España" y posteriormente añadió que es "un magnífico mensaje para fuera y dentro de España".

El efecto que tuvo el mensaje fue tan "magnífico" para la deuda pública española que el sábado 3 de septiembre, un día después de que el Congreso votara a favor de la reforma, la prima de riesgo se disparó a los 311 puntos, el nivel más alto desde que el BCE comenzó a comprar bonos españoles. Las agencias de calificación de riesgo, esa especie de vampiros con licencia para chupar la sangre de economías enteras, no tardaron ni 24 horas en dejar a Rajoy y a Zapatero como lo que son, como unos burdos embusteros, o unos absolutos zoquetes, que no tienen ni idea de nada, y menos de economía. La verdad es que no sé qué puede ser peor.

Por si fuera poco, ayer lunes, 5 de septiembre, la Bolsa española entró en pánico y cayó un 4,6%, la tercera caída más grande del año. Al mismo tiempo, la prima de riesgo llegaba a los 341 puntos. ¿Qué rápido han captado el "mensaje" los mercados, verdad?

Al parecer, la famosa teoría de la "estabilidad presupuestaria" no nos va a hacer salir de la crisis, a pesar de que Merkel corra a felicitar a Zapatero por la reforma que limita drásticamente el techo del gasto público. En realidad, nos encontramos a merced de unos especuladores que siguen la vieja regla del "cuanto peor mejor". Peor para nosotros, mejor para ellos.

Siguiendo esa regla, el capital financiero consiguió en los años 90 hundir las economías de países enteros en Latinoamérica, países como Argentina, donde sus gobiernos siguieron a rajatabla los dictados neoliberales del FMI y del BM de "adelgazamiento" del sector público. Lejos de ayudarles a pagar su deuda, tales políticas condujeron, como sabemos, a una espiral de crecimiento de la deuda que llegó a ser imposible pagar y que les condujo a la ruina. Lo mismo está sucediendo ahora en el estado español y en otros países, como Grecia, Portugal o Irlanda.

Los grandes especuladores han conseguido poner el dogal a nuestro sistema político. El gobierno de Zapatero se rodeó de consejeros salidos del sector financiero privado y así nos ha ido. Le aconsejaron que "bajar los impuestos era de izquierdas", que no debía grabar a las grandes fortunas, ni poner límite a las transacciones financieras, ni combatir en serio el enorme fraude fiscal. Le dijeron que podía seguir sufragando el estado de bienestar eliminando cosas como el Impuesto del Patrimonio. Él les creyó ingenuamente, o quizá es que Zapatero es un sirvengüenza y sabía bien lo que hacía. No importa. El caso es que ha hecho bien sus deberes y Rajoy sólo tiene que seguir la senda marcada una vez llegue al poder (otra cosa es que le dejemos gobernar a gusto).

¿Conclusión? No se pude servir a dos amos a la vez: al pueblo y a los tiburones, con lo cual se acaba echando al pueblo a los tiburones.

Danzad, danzad malditos!

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